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Envenenar nexos China-Latinoamérica, la nueva estrategia de EE.UU.

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Beijing, 3 feb (PL) El afán de Estados Unidos por recuperar su influencia perdida en Latinoamérica y el Caribe lo lleva intentar ensombrecer las relaciones entre esa región y China, que considera una amenaza porque promueve alternativas a su modelo proteccionista.

Lo más reciente en esa estrategia son las declaraciones del Secretario norteamericano de Estado, Rex Tillerson, previo a una gira por México, Argentina, Perú, Colombia y Jamaica.

El jefe de la diplomacia estadounidense advirtió sobre ‘los alarmantes’ roles en la zona de Rusia y China, que a su juicio son nuevos poderes imperiales en busca de beneficio propio con el fortalecimiento de los lazos con los latinoamericanos y caribeños.

Para Beijing esas afirmaciones son falsas y una falta de respeto a un gran número de países que batallan en común por superar los desafíos del desarrollo con pactos basados en la equidad, reciprocidad, apertura e inclusión.

El Ministerio de Relaciones Exteriores defendió el modelo de cooperación bajo el concepto de ganar-ganar que prevalece en las relaciones entre las partes, muy alejada de la obsoleta mentalidad de inclinar la balanza a un solo lado.

‘China es un importante comprador internacional de productos básicos a granel de América Latina e importa cada vez más productos agrícolas y de alto valor agregado de la región. Su inversión y cooperación financiera se apegan por completo a las reglas comerciales y a las leyes y normativas locales’, afirmó Hua Chunying, vocera de la cancillería.

La portavoz aclaró que la base esencial de los vínculos sino-latinoamericanos son los intereses comunes y las necesidades mutuas, y como prueba de ese consenso se refirió a los tres documentos aprobados en la reciente cumbre ministerial en Santiago de Chile.

‘El desarrollo de las relaciones entre China y América Latina no está dirigido contra ni rechaza a una tercera parte, ni afecta los intereses de terceras partes en América Latina’, acotó Hua.

Asimismo, urgió a abandonar el concepto arcaico ‘de juego con suma cero’ y a ver las relaciones entre China y América Latina de manera abierta e inclusiva.

De igual manera, muchos expertos coinciden en que demonizar los lazos entre las partes no ayudará a Washington rescatar el terreno perdido en una zona que durante años consideró su patio trasero y martirizó con políticas dañinas para el avance socioeconómico.

El analista norteamericano, Dennis Etler, lo resumió de la siguiente manera: ‘China es bienvenida en Latinoamérica y el Caribe porque, al contrario de Estados Unidos, es un buen socio comercial, respeta la soberanía de esos países y no impone un cambio en la forma de gobernar’.

Recordó el rosario de ocupaciones militares, golpes de estado, dominación y saqueo a las riquezas naturales en el subcontinente con sello de la Casa Blanca.

‘Es Estados Unidos y no China que interviene en la política latinoamericana, y es el que la ha explotado económicamente a lo largo de casi toda su historia’, añadió el politólogo y exprofesor del Cabrillo College de California.

Otras voces advierten que a Washington tampoco le será fructífero amenazar con guerras comerciales, acosar o chantajear a esas naciones con quitarles ayudas financieras, porque más bien esos métodos lo empujarán al aislamiento y hasta su posible estancamiento económico.

Lo cierto es que China y Latinoamérica avanzan con planes de acción más coordinados y precisos hacia al crecimiento equilibrado, la prosperidad y el progreso de sus pueblos, un punto olvidado en la agenda estadounidense.

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